martes, 26 de enero de 2010

Lit a fire

Media tarde que había pasado pensando topé de frente con ella, también llevaba su flor en el ojal. Siendo la hora de costumbre ahora daba con ella, me cambiaba el paisaje, dijo:

“Sabe que tengo más cosas que decirte de las que imaginas, ni porque seas pequeño, o más pequeño que otros menos mayores, ya me entiendes, deberás pensar en ningún caso que yo paso por tonta. Antes bien, al contrario. Y ahora siéntate.”

Me senté y hablamos un rato intercalando silencios para respirar, para mirarnos bien discretamente, todo lo que se hace en casos como éste. Siguió diciéndome:

“Estoy sola, ya llevo sola seis meses, Casi siete. Seis meses y veintidós días, lo que no es poco. Sino antes al contrario.”, sollozó o pareció sollozar, “Así que si quizá, porque he pensado…”

La interrumpí pensando, dejé de escucharla porque me solacé en el principio de mi gran aventura. Como paseando descaradamente, igual que un dandy, eso venía yo haciendo cuando se presentó ella. Así tan fácil. Y ahora a la cama tan juntos, pederme en sus ojos y lamer sus tetas ricas, Señor, gracias, Señor.

“…pensado que quizá podrías acompañarme…”

¡Claro!

“…a mi hotel, porque vivo en un hotel, quiero decir acompañarme a mi cuarto, y tal vez podamos, si podemos, si lo conseguimos, ser amigos o al menos conocidos, gente que se saluda, pasar a convertirnos en dos flamantes…”

¡Aves del paraíso, amantes nobles!

“…colegas de paso. Al menos eso. ¿Querrás, por mí?”

Por ti querré y nos fuimos. Todo el camino iba pensando (yo, ella sólo hablaba) en sus ricas formas tan escondidas, en el sabor de sus labios, lo blando acariciante de sus besos. No sé qué me contaba de sus padres, de su suerte bien poca y sus horas en blanco, cuando al cruzar la esquina lo vimos alzarse, estaba alzado, su hotel, El Hotel Para Parejas Que Se Encuentran Sin Buscarse. Apreté el paso, no era cuestión de perder un minuto, ya me cansaba bastante mover la cabeza de arriba abajo como un inútil o cualquier zoquete cuando lo que quería, lo que andaba queriendo en realidad era desnudarla.

No me dijo su nombre. Subimos a su cuarto.

Etc.