viernes, 3 de julio de 2009

Suanseé

Más adelante, el negro de las alpargatas sucias lleva el hambre colgando como una pancarta: “comida para mí”, procurando que no se le echen encima cuando habla son las palmas de sus manos, blancas, “mugambi, nuwambe”, tragando chinchetas de negro, de pelo tan negro como él y más rizado.

El perfil de ella contra la claraboya, la luz de la ventana aunque la veas como una claraboya, hay más luz fuera, los ciegos caminan, llevan la luz en la sangre como pilas alcalinas, para comer cuando se vacían, abren la boca y se sientan al sol, madre mía. Cualquiera de ellos y ninguno lo que quiere decir.

No es una escoba aunque lo pongas contra las cuerdas, no es una escoba, ni es, no es,

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