martes, 7 de julio de 2009

W o u l d


Cuando llega a casa, bien puesta junto al fuego, como una estatua, diciendo que hay quien dice, y las bragas de ella calientes bajo la manta, sus brazos como antorchas, las uñas largas de mujer que quiere, bebiendo y comentando. Afuera hay una guerra de niños, una guerra de gente contra gente, lanzando lo que encuentran, a la cara. Los muertos brillan. Quiere ir en el camión pero no van a llevarle. Se mueven las ventanas, ellos no tienen miedo. La besa, dice: “Dónde has estado.” Y las palabras como chuletas de cerdo, chocando con los dientes, graffitis disparados. Se encierran en el cuarto y él le baja las bragas, la sostiene en los brazos, otra vez, y ella le lleva dentro.

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