viernes, 6 de noviembre de 2009

Hijas de la Primavera

En casa de las Hijas de la Primavera te recibe la dueña con los brazos abiertos. Y qué vas a hacer. Todas llevan sandalias de esparto y se desnudan fácil. Cuando elijas a una de ellas, que sea la más joven, no la más hermosa. Ya sabrás por qué. Ve con ella al baño, no te vuelvas, sino mírale el caño de oro entre las piernas, descubre cómo baja el flujo, casi musical.

Las Hijas de la Primavera comen Pájaro Zushima. Comen pienso de ave. Comen caña de azúcar. Beben té.

Así que comes Pájaro Zushima. Comes pienso de ave. Comes caña de azúcar. Bebes té.

Las mañanas son dulces, florales; las noches llegan siempre como empapa el rocío. Los sueños son puros, lisos, lúcidos, brillantes. Las Hijas de la Primavera van descalzas. Y les besas los pies. Y ellas besan los tuyos.

Sólo en una ocasión visitas a la dueña. Vive bajo una pérgola, al aire libre. Y aunque no permite que lo sepas, tú lo sabes: levita al caminar y nunca roza el suelo. Canta alguna canción, no demasiado alegre, dice cosas enormes en palabras pequeñas, siempre mira a los ojos, tiembla un poco.

Ya no vuelves a verla.

Despiertas una vez y otra, y otras cien de nuevo. Y cada vez un día.

Hasta que amaneces con las pupilas llenas de pan, llenas de leche, de viento y sal, de sol, de tierra.

Y porque ya lo tienes todo, dejas atrás la casa, vuelves al camino.

3 comentarios:

  1. Bueno, Scrins, hace unos días que no puedo entrar a tu blog. ¿Qué pasa por tu mundo? A ver si lees esto, porque de otra forma...

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  2. Que bello relato!!!!

    He conocido pocas personas que sean capaces de escribir como lo hace tu.


    Siempre leo tu blog.

    Mi mundo duerme.

    No tengo tu correo para darte entrada el mio es este allesdrum@gmail.com

    Abrazos

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  3. Abro el correo todos los dias y nada...y eso?

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