lunes, 16 de noviembre de 2009

Hijo de puta madre

Tu madre tiene secretos que contar al repartidor del agua y son un misterio. Por eso te lavas la cabeza diez, cien veces cuando sales a la calle pensando que ella es buena y sabia y santa y antes de tenerte a ti daba de comer a los pájaros en las azoteas y ayudaba a las vecinas a tender la ropa. Pero a lo mejor es cierto que tu madre es una cerda, puerca, guarra y tú el esputo casual de tal coño como la regleta de una central eléctrica el día 25. Pero eso no lo piensas, o lo evitas. Tu madre no gasta en bragas, no paga nunca una cena, jamás te falta un plato de comida y a ella le sobra ropa en el armario. Por qué será…sin trabajar…sin dar un palo al agua. O trabajando, trabajando duro.

Así que le preguntas:

Y ella no te contesta, sino que empieza a llorar de repente.

“Dime, má, si lo eres…”, vuelves.

Y ella:

“¿No ves que estoy llorando, hijo de puta?”

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