miércoles, 3 de febrero de 2010

Gas Manzana

Johan Strauss era un sapo. Un pato. Liendre, lombriz. Línea maestra.

Entrando a clase con la lección aprendida en el bolsillo, en lo hondo del bolsillo, quiero decir, al fondo.

Detrás de los lápices, las pancartas
las cartucheras y las cartulinas,
las comadrejas y las clorofilas.
Las caracolas y las plantas finas.
Gira, gira, estruendosa
suerte de los astronautas
filia de las plastilinas
hija de las mandarinas.

Déjame ser cosiéndote las venas a hachazos. Quiero decir derechos, rectos como árboles que reconfortan, como flores, como ramos compactos hechos de hijos y hojas secas, fína capa de esparto, licántropo, sierra.

Hazme el amor sin pausa, sin medida,
como la niebla gris, las alas aturdidas.
Tienes la flor hermana del almendro,
el sabor de la lis y la sombra del cedro,
qué necesitas, qué, te lo demuestro.
Como cerca de ti, la suerte hinchada,
las hojas de abril, las acampadas.
Quiero decir la luz, y me refiero al campo,
lila de rosacruz, amor compacto.

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