Louis Vutton entra volando en el cuarto, dice:
“Te voy a dar dos razones para lo que hago, aunque ninguna es lo suficiente tulipán para mi gusto.”
Candy se clava a la pared y recita un soneto: “Todos los tristes ciervos”, agarra la mandíbula del padre de su novio y echa a correr hacia el jardín atravesando la ventana.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario