
Es una hija pequeña lo que le cuelga del bolsillo, aunque. Los visitantes y las alfombras que firman “timbres” se giran hacia la izquierda, como abrir el grifo del agua caliente: “Tengo los pies planos y los ojos definitivamente”, suena a platos rotos maullando en el vientre de ella. Hay dos guitarras dobro y un Chevrolet guisante rumiando a la deriva, van llenos hasta el borde, destreza para todos y atados a la cola del Pez Premonitorio.
NO,
ResponderEliminarEste no es el camino