lunes, 27 de abril de 2009

Silk upholstered chair

Eh, con tus magnolias finas y tus vueltos de falda, los ojos en negro. Como tener un perro y colgarle dos lámparas, si lo tuvieras. Te gusta el refresco de los lunes en la terraza al sol, las gotas sobre el pecho, todo prensado así, tan elegante. Hay una flor en tus ojos, una flor en tus labios. Volviendo la cabeza como si no lo escucharas, pero sí lo escuchas.

Tienes al hada madrina, la canción de los jueves, la carne de los brazos, el espejo, el calendario y la palanca de cambios, los ojos en blanco.

Hay esa mujer, se finge enferma cuando habla por teléfono, la voz como papel cebolla, dice: gracias, gracias y de nada. Y gracias, otra vez.

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